• 10 julio 2015

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    Posteado en : Opinión

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    Buscando coca en el puerto del Callao (Perú)

    El coordinador del proyecto de la UE contra el narcotráfico en Perú, Gerard Muñoz, es testigo de una operación de las autoridades peruanas en el puerto del Callao.

    Son las 6:15 de la mañana y estamos en la entrada de los muelles de carga en el puerto de El Callao, a unos 25 kilómetros al norte de Lima. Hay un trasiego bien curioso de obreros, estibadores, marineros, aduaneros, contratistas y personajes que no sabes muy bien a que se pueden dedicar en un puerto que emplea a más de 5.000 personas, y es uno de los más grandes del continente americano. Uno de esos personajes que se mueven en este mundo se me acerca y me pide un cigarrillo, le ofrezco el último que me queda en la cajetilla, le comento que lo estoy dejando y que se lo quede, curiosamente es la misma marca que fuma él, o eso me dice. El tipo me sonríe y me pregunta de dónde soy, le respondo que de Islandia, así me suelen dejar tranquilo y no me dan la tabarra con lo del Barça y el Madrid, es muy pronto y me he levantado a las 4:15 de la mañana.

    Aquí los días empiezan mucho antes de que amanezca y nunca sabes cuándo van a terminar, hoy es la segunda semana del curso que hemos organizado sobre búsqueda de estupefacientes en barcos y contenedores. Han venido dos aduaneros alemanes a impartir esta actividad, eminentemente práctica. Salta a la vista, por su altura y corpulencia respecto a los trabajadores locales, que este reino no es de su mundo. Tanto instructores como alumnos son excelentes y se están obteniendo resultados inmejorables.

    Se calcula que en la actualidad el 60% de la cocaína que llega a Europa proviene de Perú, esta sustancia, en su gran mayoría, es transportada por vía marítima a su destino. Normalmente llega a puertos comerciales y recreativos de España, Bélgica u Holanda. Los traficantes de drogas suelen ir por delante en cuanto a técnicas para esconder la droga se refiere. Hemos visto de todo, cocaína impregnada en ropa, en los estómagos del pescado congelado, en los pañales de un bebé, todo vale.

    No menos sorprendente y dramático es el escenario a la que se enfrentan algunas personas en Perú, la mayoría de veces por necesidad, otras por avaricia, que se ven involucradas en este comercio ilegal. Desde el pobre agricultor que está amenazado de muerte (él y su familia) por la narco-guerrilla de Sendero Luminoso para cultivar la hoja de coca, el joven que trabaja forzadamente en un laboratorio químico de la selva para elaborar la pasta base y es bombardeado por el ejército (eso no sale en los periódicos), la madre soltera que para pagar deudas se traga 74 bolas de cocaína y al llegar a Europa es detenida ya que ha sido denunciada por la misma organización que está pasando otras “mulas” en el mismo vuelo y quiere entretener a los aduaneros, hasta otros cuadros más trágicos que prefiero ni explicar. Es duro cuando ves las caras humanas que tiene este negocio para que el “tema” llegue al consumidor final.

    Desde luego, los protagonistas del anterior párrafo son la carne de cañón del negocio. En realidad, los auténticos beneficiados de esta industria ilegal son las grandes organizaciones criminales, paraísos fiscales y ciertos poderes fácticos a los cuales nada les importa las repercusiones humanas del asunto.

    En aras de entorpecer este comercio ilícito, la UE ha puesto en marcha un proyecto de apoyo a la lucha contra el tráfico de drogas en Perú, que lidera la FIIAPP, y que tiene como socios a las fuerzas y cuerpos de seguridad de España, Alemania, Reino Unido, Francia y la República Checa. El objetivo de este proyecto es mejorar las capacidades de interdicción de estupefacientes a través de la vía marítima, aérea y mejorar las capacidades de obtener inteligencia, investigar y enjuiciar a los grandes señores de la droga.

    En el momento que escribo este post, dentro de una de las actividades del proyecto, estamos trabajando en el puerto del Callao con las instituciones encargadas de intervenir droga en los puertos peruanos, a saber, aduanas, policía, fiscalía y guardacostas.

    Como decía al principio, por la mañana hacemos los perfilamientos de los buques y contenedores sospechosos, para después hacer las sesiones prácticas con ellos y ver qué encontramos. Por ejemplo, la unidad de inteligencia portuaria nos pasa información de que hay un contenedor que lleva maíz congelado, pulpa de Maracuyá y Rocoto (picante a matar) a España. Venga ya! ni que en España no hubiese maíz y fuese más barato traerlo congelado en un contenedor refrigerado desde Perú, eso no tiene sentido. Separamos el contenedor para revisarlo. Efectivamente, los alumnos del curso desmontan el sistema de refrigeración del contenedor y revisamos la carga. Entre el maíz (choclo) y la pulpa de Maracuyá encontramos una caja sospechosa en la cual hay un precinto de contenedor y las instrucciones de cómo ponerlo. Eso significa que en algún lugar entre El Callao y España este contenedor sería abierto, cargado con cocaína y se pondría el nuevo precinto que hemos encontrado dentro. En estos momentos hay una investigación sobre quién ha puesto en ese contenedor un precinto nuevo y otros asuntos vinculados a la procedencia y destino del contenedor. Curiosamente, un trabajador del área de carga dónde se almacenaba el contenedor ha desparecido y nadie sabe dónde está.

    Al finalizar el día se hace un debriefing en el que cada uno explica qué ha aprendido y cómo puede replicarlo en sus unidades. La idea de este proyecto es que cada vez que formas a alguien, esta persona, trasmitirá a su vez, los conocimientos adquiridos a otros miembros del destacamento dónde esté asignado.

    Cuando se hace de noche damos por finalizada la sesión del día y otra vez volvemos a Lima, con el tráfico de hora punta todavía tardaremos más de una hora en llegar a casa, mañana empezamos otra vez al amanecer, a ver qué encontramos…

    Gerard Muñoz Arcos – Coordinador del proyecto UE-ENLCD (Videoblog)