• 18 mayo 2017

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    Posteado en : Opinión

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    Instituciones fuertes débiles

    Evaluación políticas públicas en América Latina.

    Hace tiempo tuve la ocasión de conversar con un oficial de investigación de la policía nacional de un país latinoamericano en una reunión a la que me invitaron en calidad de evaluador.

     

    Es mucho lo que se está haciendo en este ámbito con el apoyo técnico de instituciones, también españolas entre otras, y con el cuidado de no aplicar “modelos” de otros países en una realidad nacional totalmente ajena y extremadamente compleja. Estados Unidos, por ejemplo, se ha enfocado especialmente en los temas de narcóticos y las pandillas juveniles. En España, tenemos muchas experiencias, si bien puedo mencionar, por ejemplo, el trabajo realizado en Guatemala para disminuir el número de casos de delitos contra la vida y violencia contra las mujeres.

     

    El oficial con el que conversaba decía que en su país los policías tenían mucho estrés, que llevaban varios años haciendo su trabajo con gran presión y que a muchos de ellos les gustaría terminar de estudiar una carrera universitaria, hacer otra cosa, o, al menos, tener un mejor sistema de turnos que les permitiera descansar.

     

    También me contaba que habían aprendido que pocos delincuentes cometen muchos delitos, y que si hay, digamos, 10.000 víctimas de homicidios anuales éstas podrían ser atribuibles a unos 1.000 victimarios. Es decir, que con un poco de investigación, con buen criterio político y una mejor coordinación entre fiscales, jueces y policías el problema de la violencia y la inseguridad ciudadana se podía manejar mucho mejor.

     

    “No nos dejen solos”, me decía preocupado por los escasos apoyos que tenían internamente y por el hecho de que estos temas pudieran dejar de ser una prioridad para la cooperación. . Seguramente algunos así lo ven, cansados de apoyar una institucionalidad que podemos definir como débil-fuerte-ausente-presente.

     

    Débil, en lo que se refiere a la dirección estratégica puesto que muchas instancias trabajan en torno a los mismos temas de manera descoordinada: investigación criminal, fiscalía, jueces, sistema penitenciario, instituciones de lucha contra el crimen organizado… Fuerte, porque a veces estas instituciones solo contemplan como respuesta aceptada por la sociedad el meter a los jóvenes en las cárceles, lo cual no lleva sino a saturar las cárceles, donde por otro lado hay pocos tratamientos apropiados para salir del circulo de la violencia. Ausente, porque no hay policías o jueces allí donde se necesitan y no llegan a muchos lugares donde se sigue linchando a los delincuentes. Y, por último, presente, porque el gobierno tiene un gran afán de estar en los medios y demostrar que la inseguridad ciudadana es su gran prioridad, sin que sepamos bien a qué se refieren realmente.

     

    Evaluación de políticas públicas

     

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    Por eso es necesario mejorar nuestros diagnósticos apoyándonos en herramientas como la evaluación de políticas públicas, para tener la capacidad de mejorar los programas y hacer frente a estos desafíos que generan respuestas tan contradictorias desde las instituciones.

     

    Ya tenemos una larga experiencia de trabajo con muchas instituciones como para poder introducir la evaluación como un requisito para la realización de programas de cooperación para la reforma institucional, y también hemos generado la confianza necesaria que permite hacer análisis no solo de tipo cualitativo sino también cuantitativo, con líneas de base y encuestas después de varios años.

     

    A simple vista parece más fácil cuantificar el impacto de la ayuda cuando se trata de programas sociales, o de reducción de la pobreza, que es donde tradicionalmente se han venido realizando este tipo de evaluaciones, pero si lo observamos con atención desde el ámbito institucional y, más concretamente, del desarrollo de capacidades hay muchas opciones interesantes.

     

    Si se diseñan los programas desde el principio con el objetivo de ser evaluados, podríamos decir qué impacto tiene sobre el rendimiento de los policías, por poner un ejemplo, el que se haga un tipo de formación u otro, y eventualmente, qué impacto tiene sobre el cambio institucional y la reducción del crimen, que es de lo que se trata. También sería un gran avance, y estamos en condiciones de hacerlo, saber qué efecto tiene la capacitación de unidades de investigación criminal sobre la variable impunidad, es decir, en cuánto ayuda nuestra cooperación en lo que se refiere a resolución de casos y la capacidad de llevarlos a juicio.

     

    De esta manera las propias instituciones serán más conscientes de los límites y oportunidades que se plantean para poder desarrollar reformas de mayor escala y para ir construyendo una nueva cultura de desarrollo institucional.

     

    Miguel Angel Lombardo trabaja desde FIIAPP en la cooperación sur sur para la evaluación de políticas públicas en América Latina.

  • 16 septiembre 2016

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    Posteado en : Entrevista

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    La Cooperación Sur-Sur. Desde el Sur y para el Sur

    Según la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) la Cooperación Sur-Sur en la práctica se presenta como “una forma de cooperación independiente, que ofrece asociaciones estratégicas en condiciones de horizontalidad, entre iguales, para lograr objetivos comunes”. Con motivo de la celebración del Día de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur, entrevistamos al Coordinador de Cohesión Social y Cooperación Sur-Sur en la SEGIB, Martín Rivero. Su trabajo se centra día a día en proyectos nacidos desde el sur y para el sur.

    ¿Qué es la Cooperación Sur-Sur?

    Es la cooperación horizontal que los países del sur, en sentido amplio, realizan entre sí para intentar solucionar sus dilemas de desarrollo con soluciones aplicadas a sus necesidades más concretas.

     

    ¿Cuándo empezó la apuesta por la Cooperación Sur-Sur?

    Hay varias formas de abordar eso. Por un lado, una histórica más completa, con más de 50 años de historia. Desde aproximadamente 1954, en la Conferencia de los países no alineados en Bandung, se considera como el inicio de la Cooperación Sur-Sur en su sentido más amplio.

     

    Por otro, en la última década y media, digamos que desde este siglo, hay una intensificación muy importante de la cantidad de eventos internacionales y de proyectos de cooperación sur-sur que se registran en el planeta. Para que tengamos una idea, solo en los últimos 5 ó 6 años ha habido más eventos internacionales y conferencias globales sobre cooperación sur-sur que en todos estos otros 60 años.

     

    Lo que demuestra que, si bien, la cooperación sur-sur tiene una historia antigua que empieza en esa Conferencia Bandung y tiene un hito muy importante en la Conferencia de Buenos Aires, donde se establece el Plan de Acción de Buenos Aires en 1978, el cual cumplirá 40 años el próximo año.

     

    ¿Qué cantidades de proyectos y países ha movido la cooperación sur- sur en estos últimos años?

    La Secretaría General Iberoamericana, la SEGIB, con su sede aquí en Madrid, que incluye 22 países iberoamericanos, España, Portugal, Andorra y toda América Latina de México a Chile incluyendo los países hispano hablantes del Caribe, es decir Cuba y República Dominicana; es la única región del mundo que registra sistemáticamente la cooperación sur-sur existente.

     

    La SEGIB, registra desde hace 8 años el informe de la cooperación sur-sur en Iberoamérica. En el que refleja toda la cooperación sur-sur que los países hacen entre sí.

     

    El último reporte de cooperación publicado el año pasado, registra 580 proyectos de cooperación sur-sur, y más de 400 iniciativas, que son proyectos más pequeños. Así que hablamos de más 900 iniciativas de este tipo de cooperación en la región sólo durante el año pasado.

     

    El resto del mundo es muy difícil de mapearlo y establecer datos precisos. Tenemos estimaciones o informes nacionales de lo que puede hacer China, Sudáfrica, países del cercano oriente como Arabia Saudí o Turquía. También hay países muy activos como Malasia, Indonesia o Tailandia, tienen un volumen importante de cooperación sur-sur, pero no existen registros regionales como sí tenemos en nuestra región iberoamericana.

     

    ¿Qué países encabezan la cooperación sur-sur?

    Los 6 primeros países de la región son Brasil, que tiene un lugar destacado, también México, Colombia, Argentina, Chile y Uruguay. Si bien todos los países de América Latina registran proyectos de cooperación sur-sur, existe una fuerte concentración en estos 6 países, acaparando ya un 90%-92% de la totalidad de proyectos.

     

    Lo que también es interesante ver en estos informes de la SEGIB, es que todos los países reciben cooperación sur-sur, que es un elemento muy característico y algo a destacar, ya que es una cooperación horizontal. En este tipo de cooperación, muchas veces un país que tiene más envergadura, más potencia, más recursos o más grado de desarrollo relativo en un tema, pero ambos países intervinientes se benefician y aprenden de ese proceso. Es decir, el beneficio es mutuo y no es una relación, como se establecía tradicionalmente, de donante-receptor. En la cooperación sur-sur la igualdad no sólo es una posición ideológica, si no que en realidad, en la práctica ambos países se benefician.

     

    Por otro lado, muchos países pueden ser muy potentes pero no tienen quizá un grado de desarrollo relativo en todas las áreas igual. Por lo tanto, muchos países más pequeños pueden presentar aprendizajes y beneficios en ciertas áreas muy útiles para otros de mayor grado de desarrollo relativo.

     

    Creo que esto en el futuro también se va a dar con mayor intensidad, de hecho del Sur hacía el Norte, es decir, países del Sur que empiezan a brindar asesoramiento, ayuda, cooperación y soluciones técnicas a países más desarrollados.

     

    ¿Nos puedes poner un ejemplo de cooperación sur-sur exitosa?

    Hay algunos que siempre son más bonitos e interesantes. Hablando de Latinoamérica, hay tres bloques temáticos muy claramente identificados: el área social, con políticas de reducción de la pobreza, educación, salud o acceso a la vivienda; el área de desarrollo económico y de producción agrícola; y por último, el que tiene que ver con calidad de las instituciones, gobernanza, transparencia, temas impositivos, y demás.

    Para poner algunos ejemplos de ambos extremos, dentro del área social, hay uno iniciado en Brasil, que nos resulta muy querido aquí en la SEGIB, que tiene que ver con una red de banco de leche humana en la región, que involucra casi 70 bancos de leche humana. En el que las mujeres que tienen una producción de leche superior a la que necesitan sus propios hijos, donan esa leche a niños que, o bien su madre no tienen suficiente leche materna para poder satisfacer las necesidades nutricionales o que son huérfanos.

    Un segundo ejemplo es el sistema de gestión de trasplantes en el cono sur entre la región entre Argentina, Chile y Uruguay. Es un sistema muy sofisticado y muy de alta tecnificación que funciona muy bien en esa región.

     

    Luego hay una enorme cantidad de temas, por ejemplo, de producción agrícola, de mejora de los resultados de la producción arrocera a nivel de agricultura familiar, proyectos relativos a la mejora de los sistemas impositivos, de calidad de las políticas públicas, de formación de funcionarios, etc.

    Es decir, que la amplitud de proyectos tiene que ver con las capacidades de la región, pero también con las necesidades de la región. Los países de la región muchas veces demandan soluciones aplicables a su propia realidad. Es decir, no buscan la mejor solución del mundo, porque si no todos los países buscaríamos siempre la cooperación para simplificar el análisis de los países nórdicos de Alemania o de los países de los que el sentido común nos dice que son más desarrollados.

     

    Muchas veces decimos: ¿cuáles son los países que han desarrollado recientemente una solución para el mismo problema que tengo yo pero con capacidades para llevarlo adelante? A veces uno puede tener una solución fantástica pero después se necesita una gran cantidad de recursos y de sofisticación tecnológica que no es posible abordar. De poco me sirve esa solución internacional famosa si no es aplicable a mi realidad concreta por mis características geográficas, por mi idioma, por mis capacidades tecnológicas, etc.

     

    Muchas veces aparecen casos interesantes de países que uno asocia con un problema, pero justamente por tener ese problema han desarrollado capacidades para combatirlo.

     

    Amplía información sobre la cooperación sur-sur en nuestro programa Cooperación Pública en el Mundo Radio5