• 08 febrero 2018

    |

    Posteado en : Entrevista

    |
    facebook twitter linkedin

    Expatriados FIIAPP: Manuel Marión

    “Kiev tiene mucho para ver, muchos atractivos. Es la gran desconocida de Europa”

    Conocemos Kiev (Ucrania) con Manuel Marión, subdirector del proyecto UE-ACT desplazado a la ciudad. Nos cuenta algunas anécdotas y su trabajo en el marco del proyecto financiado por la Comisión Europea y gestionado por la FIIAPP para mejorar la cooperación contra el tráfico de drogas y la delincuencia organizada.

     

     

    ¿Cómo ha sido tu adaptación al país? 

    Es fácil adaptarse a Kiev, una gran ciudad donde puedes encontrar de todo. Frente a mi casa encuentro jamón del bueno – y no es lo caro que podría uno imaginarse teniendo en cuenta que es un lujo importado – aceite de oliva y naranjas de España.

     

    Kiev tiene mucho para ver, muchos atractivos: ballet, teatro… es la gran desconocida de Europa. Y merecería la pena que se invirtiera en remozar algunos edificios antiguos con el mismo estilo que tienen las casas del centro de Viena, donde pasé viviendo diez años.

     

    Para mí es una ventaja hablar ruso, me puedo entender más o menos con la gente. Pues a pesar de la situación política y el fomento del uso del ucraniano, todos hablan ruso. La gente es cariñosa, aunque les cuesta mucho abrirse. La mayoría de los vecinos no te dicen ni buenos días cuando coincides en el ascensor, a menos que los conozcas de algo. Es la cultura de la desconfianza, deben pensar que los demás son espías o agentes del gobierno que quieren saber de su vida privada.

     

    ¿Qué ha sido lo que más te ha costado y lo que menos? 

    No ha sido el frío lo que más me ha costado. Tal vez entender la lógica que emplean para numerar los edificios y los portales. En una ocasión llevé a mi perro al veterinario y no encontraba la entrada porque estaba camuflada, hasta que vi un cartel pequeño que decía en ruso: “¡Sí, esto es la puerta!”.

     

    ¿Es tu primera experiencia fuera de España? 

    Llevo muchos años viviendo en diferentes países: El Salvador, Guatemala, Viena, Ucrania… con alternancias en España y períodos más cortos en los Balcanes. La primera experiencia exterior es la que te marca de manera significativa. La pobreza – a veces más miseria que pobreza – que había en El Salvador me impactó. Viví en una zona muy rural. Me asombraba ver a tantos niños y niñas andando a la lejana escuela por las mañanas, con unas camisas de un blanco inmaculado.

     

    En Guatemala estuve viviendo en la capital y allí lo que me preocupaba era la seguridad de mi familia. Había muchos secuestros, mucha gente “ultimada” como decían en las noticias cuando asesinaban a alguien.

     

    ¿Cómo es tu trabajo día a día? 

    Viajo mucho fuera de Ucrania, tanto a Asia Central, como a África o Europa. Alrededor de la mitad del mes lo paso fuera. Acudo a reuniones que se organizan en torno al problema de la droga, las que organizamos nosotros, en representación del proyecto… principalmente en cinco países: Kyrgyzstan, Georgia, Ucrania, Pakistán y Tanzania.

     

    En Kiev tenemos una oficina donde trabajo con otros dos expertos. Preparo informes, leo los que hacen nuestros expertos, apoyo sus actividades… Hablo todos los días gracias a Skype, WhatsApp o Viber con varios expertos y contrapartes que se encuentran en otros países y por supuesto con FIIAPP en Madrid. El correo electrónico es mi principal herramienta de trabajo y comunicación.

     

    Recientemente he pasado dos semanas en Tanzania, coordinando un equipo de expertos de varios países para evaluar su capacidad de investigar el creciente tráfico de drogas – principalmente heroína – que llega por mar desde Afganistán para luego venir a Europa, así como ver la política que aplican respecto al consumo de droga y los tratamientos a drogodependientes. Por cierto, allí hay una ONG española dedicándose a su rehabilitación.

     

    ¿Cómo es tu relación con la sede de Madrid? ¿Y con tus compañeros en Ucrania? 

    Cordial, sin problemas. Principalmente con María, la coordinadora de programa, que es con la que casi a diario me tengo que “pelear” – en connivencia – para superar juntos los requisitos burocráticos.

     

    Cada país tiene sus costumbres, y la verdad es que en Ucrania cuando pides una factura formal todos salen corriendo. No hay manera. Y a ver cómo le digo yo a María que necesito urgentemente proveerme de unos servicios o materiales pero que no me darán factura…

     

    En el equipo están Marta, Iván, David, y Mónica. Todos muy majos y eficientes tratando de ayudar. Tengo que mencionar también a Ana, y especialmente a Sara, una gran ayuda del departamento de personal. Con ambas trabajé hace más de diez años en otros proyectos de la FIIAPP. Tampoco me olvido de Charo, del departamento de comunicación de la FIIAPP.

     

    ¿Cómo valoras tu experiencia de trabajar como expatriado de la FIIAPP en Ucrania? 

    Es una oportunidad única. Debido a mis frecuentes viajes no paso mucho tiempo en Kiev, y me gustaría para poder conocer más su cultura, sus bonitos rincones, museos, teatros y sus alrededores. Kiev me permite practicar ruso, que llevaba estudiando diez años. Con el proyecto viajo a muchos países de habla rusa y siento una gran satisfacción al poderme comunicar en su idioma. Ucrania es un país que formó parte de la Unión Soviética y tienen todavía mucha influencia de aquellos tiempos, son culturas que hay que vivir para conocer bien.

     

    ¿Alguna experiencia o anécdota que resaltar de tu llegada al país? 

    Me llamó mucho la atención cuando llegué ver a abuelos y abuelas trabajando. La gente mayor, los retirados, tienen unas pensiones ridículas y no les da para vivir. Tienen que seguir trabajando como sea, hasta que no pueden más por su edad: venden frutas, vegetales… con tal de volver a casa con unas pocas grivnas de ganancia.

     

    En las estaciones de metro hay al final de las escaleras unas abuelas “vigilando” que todo vaya bien. Las porteras suelen ser abuelas, de 70 o más años.  Y no veas tú como cumplen su cometido… Las porteras de mi edificio – se turnan cuatro y están día y noche – me sometieron a un interrogatorio para ver quién era.

     

    También me llamó la atención que la gente es por regla general muy reservada y aparentemente triste. Aunque – puede ser contradictorio – les gusta como a nosotros la juerga y hay mucha vida nocturna, claro que no hasta tan tarde como en Madrid. Yo soy “salsero”, me gusta mucho bailar salsa, y hay pocas ciudades donde haya tantos locales con música caribeña y gente para bailar.

  • 27 octubre 2017

    |

    Posteado en : Entrevista

    |
    facebook twitter linkedin

    Expatriados FIIAPP: Santiago Santos Benitez

    "La ciudad de La Paz se encuentra a unos 3.600 metros de altura lo que supone un hándicap inicial en el proceso de adaptación"

    Ponemos la atención en el trabajo en terreno y nos acercamos a Bolivia de la mano de Santiago Santos Benitez, coordinador técnico del proyecto Apoyo europeo a las fuerzas especiales de lucha contra la droga de Bolivia en la aplicación de la ley.

    ¿Cómo ha sido tu adaptación al país?

    Bueno, realmente ya había trabajado en Bolivia hace 15 años. Estuve durante 2 años en el norte del país, concretamente en Riberalta, Departamento del Beni. Conocía bastante bien Bolivia y ya había estado varias veces en la Paz.

     

    La ciudad de La Paz se encuentra a unos 3.600 metros de altura lo que supone un hándicap inicial en el proceso de adaptación. Independientemente de si ya has vivido o no en esta ciudad debes de aclimatarte cada vez que vuelves a la misma. En cuanto a otro tipo de cuestiones hay que señalar que los bolivianos/as son personas muy educadas y amables por lo que la adaptación a la sociedad boliviana es muy fácil. Su cultura, sus formas de trabajar, en fin, tenemos muchas similitudes que facilitan este proceso.

     

    La Paz es una ciudad situada en el valle de Chuquiago Marka por lo que se encuentra “protegida” por cadenas montañosas. Esto de alguna manera oprime a la ciudad y la delimita en su crecimiento. Esta característica ha hecho que su crecimiento urbanístico haya sido muy desordenado, creando una ciudad dibujada dentro del caos. Uno paseando por La Paz encuentra multitud de calles, de construcciones históricas con grandes rascacielos. Al principio puede parecer agobiante de alguna manera, sin embargo, con el paso del tiempo este caos da paso a un encanto especial que tiene la ciudad.

     

    ¿Qué ha sido lo que más te ha costado y lo que menos?

    Personalmente, y esto no es siempre así a todas las personas, ha sido la adaptación a la altura lo que me ha supuesto un mayor hándicap. La Paz, rodeada de grandes montañas, está constantemente dividida por escarpadas calles lo que al principio se ve con cierto desánimo.

     

    Lo más fácil digamos que es adaptarse al país en sí porque tenemos muchas similitudes entre nuestra cultura española y la cultura boliviana. El hablar el mismo idioma facilita también mucho la adaptación.

     

    ¿Es tu primera experiencia fuera de España?

    Llevo casi 15 años trabajando fuera de España. Mi primer destino fue en Bolivia en el año 2003. He trabajado principalmente en África oriental en países como Etiopia, Somalia, Mozambique, Kenya, Tanzania. También he trabajado en Asia, concretamente en India y Nepal.

     

    ¿Cómo es tu trabajo y tu día a día?

    Nosotros intentamos desde el primer momento vincular a las instituciones socias en el día a día del proyecto. Trabajamos en las oficinas de nuestro socio local boliviano que es la Secretaría de Coordinación del CONALTID (Consejo Plurinacional de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas) y mantenemos una relación de colaboración y coordinación de todas las actividades que realizamos dentro de este proyecto. Además, trabajamos con otras múltiples instituciones bolivianas, tanto públicas como privadas. Aunque hacemos gran parte de nuestro trabajo en la oficina, lo que fomenta las relaciones de coordinación con el socio local estamos constantemente viajando a otros departamentos ya que el proyecto es a nivel nacional. Además de llevar a cabo las funciones de mi puesto como Coordinador Técnico coordino también los cursos de la temática de lucha contra la trata y tráfico de personas. Esto supone que tengo que participar activamente en la realización de estos cursos, muchos de los cuáles se realizan en otras ciudades distintas a La Paz.

     

    ¿Cómo es tu relación con la sede de Madrid?

    Éste es un aspecto fundamental dentro de la buena marcha del proyecto. Hay comunicación directa y a diario con Sergio Garrido, que es la persona que dirige toda la gestión económica del proyecto desde Madrid. Aunque tenemos una diferencia horaria de 6 horas entre Madrid y La Paz mantenemos una comunicación muy fluida y diaria, que es muy necesaria para la buena marcha de las actividades. Pero no sólo trabajamos en coordinación con Sergio sino también contamos con el apoyo de Mariano Guillén, Director del Área de Seguridad y Justicia, que nos apoya de forma constante. Otro Departamento clave también en la relación de colaboración entre Bolivia y España es Comunicación. A través de las compañeras divulgamos nuestras actividades en España, que es una función vital no sólo para dar a conocer la realidad de Bolivia y nuestro vínculo con el país a través del proyecto sino también como rendición de cuentas públicas.

     

    ¿Y con tus compañeros en Bolivia?

    El trabajo en equipo y la coordinación del mismo es una piedra fundamental para la buena marcha del proyecto. El equipo está formado por 6 personas. Somos 3 españoles y un compañero francés. Además, contamos con el apoyo de 2 compañeras bolivianas que realizan funciones de administración y de logística y que nos facilitan en todo momento realizar todas las gestiones para traer expertos europeos a las formaciones que llevamos a cabo.

     

    ¿Cómo valoras tu experiencia de trabajar como expatriado de la FIIAPP en Bolivia?

    FIIAPP es una institución con gran experiencia en este tipo de proyectos lo que significa trabajar con personas altamente especializadas. Es una institución además altamente profesionalizada lo que facilita muchísimo el trabajo.

     

    ¿Alguna experiencia o anécdota que resaltar de tu llegada al país?

    El proyecto en un inicio contaba con la participación de 3 instituciones públicas, sin embargo, poco a poco se ha ido incrementando el número de instituciones. En estos momentos trabajamos con cerca de 20 instituciones, incluyendo a sociedad civil. Esto supone un auténtico hándicap en cuanto y tanto a coordinar las actividades, cursos y demás previstas dentro del proyecto. En mi caso, y se puede decir que he trabajado en decenas de proyectos, es la primera vez que me encuentro en esta situación de manejar un abanico tan amplio de instituciones.

  • 02 marzo 2017

    |

    Posteado en : Entrevista

    |
    facebook twitter linkedin

    Expatriados FIIAPP: Javier Vega-Barral

    Entrevistamos a Javier Vega para conocer su experiencia en el continente africano.

    En nuestra segunda publicación de Expatriados FIIAPP entrevistamos a Javier Vega-Barral, técnico del proyecto de Aplicación del Estado de Derecho en el Cuerno de África y Yemen, desde 2016.

     

    El objetivo de este proyecto es el fortalecimiento de las capacidades y de la cooperación regional en la lucha contra terrorista en el Cuerno de África y Yemen, centrándose  en la capacitación de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado y su relación con el Estado de Derecho. Un proyecto liderado por la FIIAPP, como entidad delegada de la Comisión Europea, que cuenta además con la participación de agencias del Reino Unido, de Francia e Italia y cuenta con el apoyo del Ministerio del Interior (Secretaría de Estado para la Seguridad-SES-), del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y del Ministerio de Justicia.

     

    Hablamos con él sobre el proyecto y su experiencia personal en terreno.

     

    ¿Cómo fue tu llegada al país?

     

    Había estado ya en Nairobi por trabajo, pero en el marco de una misión de corto plazo. Por lo tanto, ya tenía una idea del nuevo entorno, pero obviamente esa idea era una mera muestra de lo que realmente significa estar viviendo en Nairobi.

     

    Pese a haber sido informado de mi incorporación al terreno con antelación, no pude evitar la sensación de que algo me quedaba por cerrar antes de irme. Dejé atrás la familia durante los primeros meses para poder preparar su llegada, pero en paralelo estaba de lleno metido en las distintas tareas del proyecto.

     

    Llegué de noche al aeropuerto de Nairobi, con el Jefe de Proyecto (del Ministerio del Interior) esperándome para recogerme. Era una noche de lluvia intensa, en definitiva, una noche de lluvia ecuatorial. No sé si fue casualidad, pero fue la primera y única noche de lluvias torrenciales que viví hasta la fecha. Marcó el fin de la época de lluvias “largas” que ha sido especialmente fuerte este pasado año 2016. Pero desde entonces casi las precipitaciones han sido esporádicas y no han impedido que en estos días ya se haya decretado la sequía en buena parte de Kenia, incluyendo Nairobi.

     

    Durante estos primeros meses me dediqué exclusivamente en establecer la oficina del proyecto, entablar relaciones con instituciones reforzando el trabajo iniciado por el jefe de Proyecto. Los ratos libres los dedicaba en ir arreglando mi instalación definitiva y la llegada de mi familia.

     

     

    ¿Qué es lo que te ha resultado más difícil a tu llegada?

     

    El trabajo que desempeñamos en terreno nos obliga por esencia a ser una persona multitarea. Por ello, a la vez que trabajaba junto a los expertos sobre los contenidos del proyecto, como representante de la FIIAPP tenía como principal cometido poner en funcionamiento la oficina del proyecto, manteniendo un riguroso control sobre la asignación y uso de los fondos del proyecto.

     

    Esa tarea no es meramente logística, sino también un intenso trabajo de relaciones institucionales. Por la propia naturaleza de las actividades y del proyecto, no se puede separar las relaciones institucionales de las personales.

     

    El perfil profesional de los distintos involucrados hace que se trate de un círculo cerrado y restringido, en el que se debe generar un nivel de confianza importante antes de que las instituciones con las que queremos trabajar nos abran sus puertas. No debemos dejar de pensar que somos extranjeros, y que en un asunto tan delicado como la lucha anti terrorista, instaurar una relación de confianza es una tarea imperiosa y clave para poder conseguir implementar lo que la UE encomendó a la FIIAPP.

     

    Otro factor a tomar en cuenta es el hecho que la UE es un actor relativamente nuevo en la región, en cuanto a temas de seguridad se trata. Para superar esa falta de reconocimiento de la UE como tal ha sido fundamental la puesta a disposición de reconocidos expertos. Estos expertos proceden de su mismo entorno profesional y son capaces de compartir experiencias comunes, pero desde otros prismas y enfoques, en definitiva, capaces de aportar valor añadido a su trabajo cotidiano.

     

    Por último, destacaría el hecho de que, al tratarse de un proyecto regional, abarcamos una región de unos 5.7 millones de km2 con una población de 250 millones de habitantes, con diferencias raciales, étnicas y religiosas que a menudo son fuente de conflictos. Ese trabajo de relaciones personales implica la necesidad de conocer la región y las personas de forma directa, y de mantener en el tiempo los contactos.

     

     

    Estar ubicado en Nairobi facilita mantener estos contactos, el cara a cara, tan importante en las culturas locales para generar los lazos de confianza necesarios, implica una disponibilidad absoluta para poder viajar en la región. Debido a las infraestructuras de la región, a menudo estos viajes se pueden convertir en odiseas más exigentes de lo que cabría pensar.

     

     

    ¿Y lo más fácil?

     

    Creo que nada ha sido realmente fácil, pero sí es cierto que estamos viendo una buena aceptación, y una primera valoración positiva de los esfuerzos de la UE, a través de la FIIAPP y de las Administraciones Públicas españoles y de los estados miembros involucrados en la implementación de nuestras actividades.

     

    A nivel personal, tengo que señalar que el pasaporte español abre muchas puertas, o por lo menos evita que se cierran. Las razones son múltiples, sin lugar a duda el hecho que no tengamos una presencia histórica en la región, la imagen de nuestra sociedad como un ejemplo de convivencia y superación de atrasos o limitaciones, o incluso la imagen positiva vinculada a los éxitos deportivos españoles en la última década, lo que suelo llamar la “diplomacia del deporte”, marcan positivamente nuestra imagen, y ello facilita el acercamiento hacia terceros.

     

    ¿Cómo valoras la experiencia de trabajar como expatriado?

     

    Personalmente, y aunque suene menos glamuroso, creo que los expatriados somos ante todo inmigrantes y como tal nos enfrentamos a situaciones similares independientemente de la razón, por la que se haya dejado al país. A su vez, las propias condiciones de las migraciones hoy en día son totalmente distintas, los medios de comunicación hacen que estando a miles de kilómetros, se mantengan relaciones casi cotidianas con la realidad del país de origen. El expatriado o emigrante, se convierte en un experto de las conexiones por Skype, por Whatsapp y por FaceTime.

     

    A su vez internet, permite tener un contacto con la propia sociedad española. Creo que ello es importantísimo, pues uno de los riesgos de estar lejos de España, es centrarnos en nuestro trabajo diario y olvidar que también representamos a nuestras instituciones, y para ello es fundamental tomar el pulso de las sociedades española y europea.

     

    En lo profesional, estar fuera es una experiencia que solo puedo recomendar, permite el contacto con otras culturas, pero también permite adquirir una adaptabilidad a circunstancias inesperadas que a nivel profesional obliga a tener respuesta más rápidas y adaptadas ante imprevistos, y especialmente cuando se trabaja en entornos internacionales o multiculturales.

     

    ¿Y cómo lo valoras haciéndolo con una organización como la FIIAPP?

     

    Trabajar con la FIIAPP permite poder tener acceso a los mejores profesionales de la Administración Pública española, y por lo tanto, reforzar la presencia de España, incluso en lugares donde no teníamos una presencia importante, pero que son geoestratégicamente hablando, muy relevantes para el conjunto de la UE, y por tanto también para nuestro país.

     

    Restablecer la seguridad en el cuerno de África, y fortalecer el Estado de derecho no debería ser considerado como asuntos lejanos, pues el impacto sobre España puede ser directo. A modo de ilustración, la mayoría del tráfico marítimo desde Asia pasa por el Mar Rojo y por las aguas del Cuerno, mientras tanto en España, lugares como Valencia y Barcelona son algunos de los principales puertos de destino de estas mercancías asiáticas. Del mismo modo, todos hemos sabido de los problemas sufridos años atrás por la flota pesquera española desplazada en el Índico y que provocó la puesta en marcha de la Operación Atalanta. La piratería en la región está íntimamente ligada con el fenómeno terrorista. También cabe destacar, el reclutamiento de terroristas en el cuerno de África no sólo para operar en la zona sino también para combatir en el Sahel y en particular Libia. Por lo tanto, los desafíos a los que se enfrente los Estados de la región son mayúsculos lo que, sin duda alguna, añade relevancia al apoyo prestado por la FIIAPP.

     

    Nos gustaría conocer más sobre el lado humano de tu experiencia, ¿hay algo más que te gustaría contarnos?

     

    Al margen de mi actividad en FIIAPP, tuve la oportunidad de conocer algunas asociaciones que se centran en fomentar el trabajo para las madres solteras. Como ocurre en todas partes del mundo, los menores son siempre los más vulnerables. Pero en África esa situación es, si cabe, aún más cruente. No es raro ver a niños de 5 a 10 años deambulando y desamparados por las calles. Su indefensión les hace particularmente vulnerables a todo tipo de abusos, y la mendicidad se convierte en su principal modo de subsistencia. Los factores que llevan esa situación son múltiples, pero en numerosos casos, estos niños son hijos de madres solteras sin expectativas laborales.

     

    En el área de Kangemi, zona de infra viviendas y chabolas, existe una asociación que lleva a cabo una labor local digna de mención de apoyo a las madres, pero también a los niños, favoreciendo ingresos en el hogar. Una asociación llamada Mama Africa puso en marcha un taller de costura para las mujeres, potenciando habilidades básicas que permite a estas mujeres acceder a un trabajo, y a recursos financieros. Gracias a los esfuerzos de esta asociación, su trabajo se puede adquirir en la tienda ubicado en el barrio de Kangemi, pero también empieza a estar disponible en varias tiendas de Nairobi.

    #Etiquetas: ,

  • 19 enero 2017

    |

    Posteado en : Entrevista

    |
    facebook twitter linkedin

    Expatriados FIIAPP: Vanessa Undiedt

    Vanessa Undiedt nos cuenta sobre su experiencia personal en terreno como enviada especial en Turquía.

    Vanessa Untiedt vive en Ankara, Turquía, desde el 16 de junio de 2016. Es Letrada de la Administrción de Justicia y enviada especial de la FIIAPP a Turquía. Allí trabaja en un proyecto de hermanamiento, financiado por la Unión Europea, de fortalecimiento del sistema de justicia gratuita en en el país.

     

    Previamente a Turquía ha tenido otras oportunidades de trabajo en terreno, en Croacia, Ucrania, Rumanía y Albania, pero esta es su primera experiencia de larga duración.

     

    Desde la FIIAPP queremos conocer cómo está siendo su experiencia en terreno.

     

    Esta es la primera de una serie de entrevistas a expatriados que trabajan para proyectos de la FIIAPP en las que nos cuentan sus experiencias en terreno con un enfoque personal y más humano.

     

    ¿Cómo ha sido la adaptación al país?

    La adaptación ha sido estupenda. He venido con mi marido y mis tres hijos pequeños. Ellos están yendo al colegio alemán. Hemos conocido a mucha gente de distintos países: Italia, Francia, Gran Bretaña, Laos, Japón, España, Suecia, Alemania, Bélgica, Nicaragua… la experiencia está siendo muy enriquecedora.

     

    ¿Qué ha sido lo que más te has costado? ¿Y lo que menos?

    Lo que más me ha costado ha sido la situación política del país, pues cuando apenas llevaba un mes en Ankara, aconteció el golpe de estado, y en esas circunstancias convencer a tu familia que está en España de que la situación es segura y que no vas a dejar el proyecto…no fue fácil.

     

    Lo que menos, el día a día, la ciudad, su ritmo de vida y sus costumbres. Por otro lado, Turquía es una maravilla para viajar, con multitud de lugares para descubrir.

     

    ¿Cómo es tu trabajo y tu día a día?

    El día a día en el trabajo depende mucho de que haya una actividad con expertos o que no.

    Cuando no se está ejecutando una actividad, hay que organizar las próximas, pensar qué puede ser bueno para alcanzar el objetivo planteado en el proyecto, fijar nuevos objetivos, localizar a las personas especializadas que van a venir a trabajar y explicarles detalladamente en qué consiste su tarea.

    Cuando se está ejecutando la actividad, la semana está repleta de reuniones, seminarios, encuentros, talleres, y la actividad es frenética.

     

    ¿En qué materias del proyecto estás más especializada?

    El proyecto es relativo a la justicia gratuita y, como letrada de la Administración de Justicia, estoy especializada en las relaciones entre la justicia gratuita y el juzgado, y entre el juzgado y el solicitante de la justicia gratuita.

     

    ¿Cómo es tu relación con la sede en Madrid? ¿Y con los compañeros en Ankara?

    Con la sede de FIIAPP en Madrid mi relación es estupenda. Tengo una relación diaria con Esther Utrilla, que siempre atiende a mis dudas y está al otro lado para escucharme o ayudarme. Carolina Morales, Eva Aranda y ahora María Gutierrez… La verdad es que es un equipo estupendo.

     

    En Ankara trabajo en el Ministerio de Justicia y tengo dos beneficiarios: el propio ministerio y el colegio de abogados. La relación con ellos no es mala, pero al tener que negociar muchas cosas con ambos, en ocasiones no resulta sencillo.

     

    En mi oficina mi equipo es muy bueno. La asistente del proyecto y la intérprete son muy colaboradoras y nos llevamos muy bien, lo que facilita nuestro día a día. Por otro lado, el país beneficiario también cuenta con una consultora residente, que es una jueza muy trabajadora.  Por último, el colegio de abogados también cuenta con una persona de contacto, con quien trabajo en estrecha colaboración y de forma fluida.

     

    ¿Cómo valoras la experiencia de trabajar como expatriada de la FIIAPP en Turquía?

    Laboralmente hablando es la mejor experiencia que he tenido. En muchas ocasiones es muy estresante, otras veces es desesperante porque te planteas si realmente se van a alcanzar los objetivos fijados, pero luego te das cuenta que vas avanzando y eso te hace sentir completamente satisfecha. Cada pequeño logro es un paso hacia delante que hace que te vayas aproximando al objetivo.

     

    Personalmente mi familia y yo estamos integrados en Ankara. Hemos hecho un grupo de gente bastante grande y conocemos a personas de diferentes países y culturas lo cual es enriquecedor.

     

    ¿Hay algo más que te gustaría resaltar de tu experiencia en el país?

    Sí, quiero contar que al estar en Turquía y teniendo tan de cerca el drama de los refugiados, mi marido y un grupo de voluntarios está colaborando con UNHCR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. Se reúnen en una casa y preparan sandwiches para 100 personas, 100 zumos y 100 piezas de frutas y los llevan a uno de los centros que la Agencia tiene en Ankara, donde los refugiados han de esperar durante horas, al objeto de pasar la preceptiva entrevista para obtener la condición legal de refugiado. Se trata de una sala de espera donde familias enteras aguardan su turno. Al ver que había muchos niños y dado que en el proyecto en el que trabajo estamos en contacto con ONGs, un grupo del colegio alemán de Tenerife de la clase de 3 de primaria ha comprado juguetes pequeños que hemos traído para poder entregarlos a los niños junto con el sandwich.

     

    Es una forma maravillosa de unir: España – Turquía/Solidaridad – niños -refugiados. Siempre teniendo el proyecto como punto de conexión ya que nos hemos puesto en contacto a través de las ONGs con las que trabajamos para estudiar la posibilidad de la entrega de los juguetes.

     

    Lo bonito de estos proyectos es que te dan la posibilidad de no estancarte en un punto en concreto y de poder hacer muchas más cosas buenas para el país y sus ciudadanos.

     

    Escucha en nuestro programa Cooperación Pública en el Mundo, en Radio 5 (RNE), más cosas sobre el proyecto en el que trabaja Vanessa en Turquía: